Primeros Auxilios Psicológicos (PAP)
Es normal que después de un suceso importante o tras vivir una situación de peligro las personas entremos en un estado de shock. Para sobrellevar estas situaciones existe una herramienta llamada Primeros Auxilios Psicológicos, la que nos puede ayudar a enfrentar estos escenarios de mejor forma, disminuyendo la posibilidad de secuelas a futuro.
Los Primeros Auxilios Psicológicos o PAP se definen como una herramienta de apoyo pensada en acompañar a aquellas personas que se encuentran en escenarios de crisis y que tienen como objetivo el recuperar el equilibrio emocional, junto con prevenir la aparición de secuelas psicológicas.
Este mecanismo de contención está pensado para ofrecer ayuda de manera práctica y no invasiva, poniendo el foco en las necesidades y preocupaciones inmediatas de las personas, atendiéndolas rápidamente, en la medida de lo posible.
Es fundamental entender que los minutos posteriores a una situación traumática, (son escenarios más comunes de lo que pensamos, un asalto en la vía pública, incendios, fenómenos naturales, accidentes de tránsito, entre otros), son los más importantes para el afectado. Por este motivo, entregar los primeros auxilios psicológicos de inmediato permitirá que la persona pueda superar de mejor manera el hecho.
Los objetivos de los PAP se pueden resumir en tres grandes ideas, el brindar un alivio emocional inmediato, facilitar la adaptación de las personas y prevenir el desarrollo de una psicopatología a futuro.
Las ventajas de la aplicación de esta técnica es que los PAP pueden ser administrados por un familiar, un amigo o incluso un desconocido que haya estado presente en la situación de emergencia y no requieren conocimientos técnicos de medicina, psicología o psiquiatría.
Para administrar estos primeros auxilios es importante tener presente el procotolo ABCDE, que se refiere a las 5 etapas de los PAP.
A: escucha Activa: este paso requiere de nuestra atención a la hora de escuchar al afectado. Es importante ser empáticos y demostrar que nos interesa y preocupa lo que nos están narrando.
B: reentrenamiento de la respiración (Breath)(en inglés): cuando alguien vive este tipo de situaciones, es común el mostrarse ansiosos o alterados, incluso sintiéndose superados o confundidos por lo sucedido. Frente a esto se recomienda realizar ejercicios de respiración que permitan recuperar el ritmo normal de esta.
C: Categorización de necesidades: en el caso de que el afectado deba tomar decisiones luego del episodio traumático, es útil la ayuda de un tercero para jerarquizar y organizar los pasos a seguir. Para estos efectos es importante que se utilicen los recursos del afectado, ya que así podrá mantener una red de apoyo que sea familiar.
D: Derivación a redes de apoyo: una vez aclaradas las necesidades y prioridades, estamos aptos para contactar a los servicios especializados o a las personas cercanas del afectado para que lo asistan.
E: psicoEducación: para finalizar debemos transmitir al afectado que las reacciones y malestares que pueda sentir a futuro son parte del proceso, pero además debemos explicar los momentos en los que pasan a ser una situación de riesgo.
Las respuestas que las personas tienen luego de vivir alguna de estas experiencias son completamente normales, como miedo, confusión o frustración, los que podrían derivar en secuelas emocionales como el trastorno de estrés postraumático en un porcentaje menor de las personas.